Siempre fui de las que guardan los papelitos en los bolsillos hasta llegar a casa, y cargar la botellita de agua mineral hasta encontrar un cesto de basura.
Cuando me mudé a Nueva York, allá por el año 2008, aprendí a separar residuos reciclables.
En ese momento en Argentina no era una práctica corriente. Incorporé el hábito con entusiasmo. Estaba contenta de poder aportar mi grano de arena. De hecho, me parecía que llevaba una vida “bastante ecológica”.
Vivía en un apartamento más bien pequeño, compraba cada tanto ropa de segunda mano, asistía a “clothing swaps” (intercambios de ropa), usaba mis propias bolsas para comprar en el supermercado, y usaba el metro como medio de transporte.
Durante años creí que tenía hábitos sostenibles y que estaba dando mucho de mí para cuidar el medio ambiente. Pero me equivoqué.
Yo podía hacer mucho más para llevar una vida más sostenible.
La basura en la naturaleza
Ya de regreso en Argentina, dejé Buenos Aires y me mudé al interior del país. Vivo actualmente en una casa sobre las sierras, en donde estoy en contacto directo con la naturaleza.
Y aunque vivir aquí es bellísimo, me resulta muy impactante ver los residuos esparcidos. Incluso más que en una gran ciudad. El contraste entre lo natural y la basura es muy notorio. La imagen de las colillas de cigarrillos flotando en el río, las bolsas enredadas en los árboles o las botellas plásticas en medio de un bosque natural, me entristece.
“No es mi plástico”
Lo primero que me nació fue quejarme de lo sucia e irresponsable que era la gente. ¿Cómo podía importarle tan poco el medio ambiente?
Recuerdo haber escuchado la frase “el problema es el plástico” Al principio no me llegó del todo. Yo pensaba que ese no era “mi” plástico.
Y en realidad, si bien es muy grave que se descuide de esa forma un espacio natural, todos generamos residuos. Y aunque muchos usamos los cestos de basura, esas bolsas no desaparecen una vez que las sacamos a la calle. No se desintegran. Terminan en grandes basurales, rellenando terrenos, contaminando el suelo y el agua, envenenando animales. O quemadas, despidiendo gases que destruyen la atmósfera.
Hacer el click ecológico
Yo personalmente nunca arrojé residuos al suelo, ni en la ciudad, ni en la sierra.
Sin embargo, al salir de casa, cada vez que me tenía sed, compraba una botella de agua mineral. Botella que terminaba, si lo había, en un contenedor de reciclables.
Tampoco preveía un snack. Compraba, por ejemplo, un vasito de yogurt, que por supuesto entregan con la cuchara plástica. O las ensaladas, que vienen en bowls y con cubiertos descartables, y un sinfín de otros elementos de un solo uso.
Elementos que duraron minutos en mis manos y tardarán cientos de años en destruirse.
A lo largo de mi vida…¿Cuántas botellitas? ¿Cuántas bolsas? ¿Cuántos vasitos, bowls, sorbetes y cubiertos plásticos consumí?
Y de repente imaginé toda la basura que yo generaba amontonada en un lugar. Era una montaña tan alta como la sierra sobre la que vivo. Fue, como le dicen, hacer un click.
Eso, definitivamente no era llevar una vida ecológica.
Descubriendo el Zero Waste o Cero Residuos
Empecé a buscar información en internet sobre reciclaje, ecología y sostenibilidad, y descubrí el movimiento Zero Waste, o Cero Residuos. Que se trata, básicamente, de reducir al máximo posible la cantidad de residuos que generamos.
Me enteré así que de todo lo que separamos para reciclar, solo una pequeña parte realmente se puede reciclar.
Que reciclar es bueno, pero no es la primera opción.
También aprendí que los plásticos generan un desastre al medio ambiente. Y también afectan nuestra salud, generan problemas hormonales y respiratorios, incluso cáncer.
De pronto empecé a ver todo de otra manera
Además de notar los residuos ajenos, también empecé a ver todo lo que yo producía. Y todo el plástico que consumía. No solamente fuera de mi casa, sino también dentro.
Lo más fuerte fue todo lo que había en mi baño; envases de champú, desodorantes, cepillos de dientes, cosméticos, etc.
En la cocina, cantidad de elementos plásticos, desde la esponja para lavar los platos, hasta el rollo de papel film, sorbetes… Y lo mismo en el lavadero; botellas de limpiadores, jabones líquidos, etc.
Decidí (decidimos como familia) entonces, ir haciendo cambios para reducir los residuos y el consumo de plásticos.
Tomé como modelo a seguir las “5 R” del movimiento Zero Waste:
- Rechazar (refuse) Evitar comprar cosas que realmente no necesito.
- Reducir (reduce) Reducir el consumo.
- Reutilizar (reuse) Reutilizar, darle otro uso a las cosas, en lugar de tirarlas.
- Reciclar (recycle)
- Compostar (Rot)
Estas son las acciones que implemento, en la medida de lo posible, para llevar una vida más sostenible:
- Al salir de casa llevo conmigo bolsas de tela, por si preciso hacer alguna compra.
- En los comercios, pido que no me den bolsa.
- Para las compras de verdura, cargo todo suelto en cajas, y si algo requiere bolsa aparte, como las frutillas, llevo una mía y la reutilizo.
- Salgo siempre con mi botella de agua (de acero inoxidable)
- Hago eco-botellas (o también llamadas botellas de amor)
- Reciclo.
- Separo los residuos orgánicos y hago compost.
- En casa, instalé un filtro, y dejé de comprar agua embotellada.
- Dejé de usar tampones. Me pasé a la copita menstrual y protectores diarios de tela.
- Evito los envases plásticos lo más posible. Y en su lugar, elijo vidrio ó papel.
- Compro todo lo que puedo a granel; legumbres, cereales, semillas, azúcar, etc. Solo que ahora llevo mis propios frascos y pido que los rellenen.
- Uso champú y acondicionador sólido.
- Empecé a hacer mis propia pasta dental y desodorante.
- También aprendí a elaborar productos de limpieza. (¡Es muy fácil! Vinagre, bicarbonato de sodio, limón, sal y aceites esenciales son suficientes para limpiar toda la casa y los platos)
- Reemplacé la esponja de la cocina tradicional por una vegetal.
- Cuando llegó el momento de cambiar mi cepillo de dientes, compré uno de bambú.
- Con respecto a la compra de ropa, nunca fui de comprar en exceso, pero actualmente me hago el planteo de si lo que estoy por comprar realmente lo necesito, o si responde a un capricho momentáneo.
- Me encantan desde siempre las ferias de segunda mano. Todo lo que puedo, lo compro allí.
Desde que implementé estos cambios, no “saco la basura”, excepto por los reciclables o algunos eventuales.
Por supuesto que hay más cosas por hacer para llevar una vida más Zero Waste, como evitar también el consumo de papel. Lo tengo pendiente.
La mayor reducción de mi huella de carbono
Sin lugar a dudas el paso más importante que pude haber dado por el medio ambiente, fue hacerme vegana. En ese momento no sabía la repercusión ambiental que eso conllevaba. Yo lo había hecho por empatía con los animales.
Yo no estaba al tanto de que:
“Eliminar la carne y los productos lácteos de la dieta podría reducir la huella de carbono de una persona hasta en un 73%” (Investigadores de la Universidad de Oxford)
Me sentí feliz al descubrir que había reducido tan significativamente mi huella de carbono, por el hecho de dejar de ser parte de la explotación animal. Todo ésto sin contar los beneficios a mi salud.
Entonces. al incorporar hábitos Zero Waste, aun más sostenible es la vida que puedo llevar ¡Y es muy gratificante!
Cada acción que tomemos, cuenta.
“El consumo de carne es una de las formas más destructivas en las que dejamos una huella en el planeta” (ONU)
¿Qué opinas sobre evitar lo más posible el consumo de plástico?
¿Llevas un estilo de vida Zero Waste? ¿Qué te parece si pruebas el veganismo?
Por los animales, por tu salud, por el planeta.
¡Un mundo mejor es posible!
REFERECIAS
(1) ONU. (2021, octubre 22) El plástico, que ya ha atragantado nuestros océanos, terminará por asfixiarnos a todos si no actuamos rápidamente. https://news.un.org/es/story/2021/10/1498752
(2) University of Oxford. (2018, junio 1) New estimates of the environmental cost of food.
https://www.ox.ac.uk/news/2018-06-01-new-estimates-environmental-cost-food
(3) Craig WJ, Mangels AR; American Dietetic Association. Position of the American Dietetic Association: vegetarian diets. J Am Diet Assoc. 2009 Jul;109(7):1266-82. doi: 10.1016/j.jada.2009.05.027. PMID: 19562864.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19562864/
(4) ONU. (2018, noviembre 8) Comer carne tiene un impacto destructivo en el planeta. https://news.un.org/es/audio/2018/11/1445261